La papa, elogio o crónica de un producto difamado

La papa. Elogio a la papa o crónica de un producto difamado

Otra vez volvemos a Perú y nada más y nada menos que para descubrir la idiosincrasia de un producto menoscabado y humillado desde el inicio de los tiempos, la papa (y cómo competir con el maíz que crecía afuera y guardaba el sol radiante… y ni hablar de la evidente diferencia de sus formas…)

He aquí un producto social, aplacador del hambre, eclipsado por el bendito maíz (éste último, comandante absoluto de la agricutura de las civilizaciones precolombinas).

Bueno, no es que con el descubrimiento las cosas mejoraran: Considerada por los europeos como un alimento venenoso (y no que fuera diferente desde sus arbores), la papa fué confundida y catalogada entidad venenosa, provocadora de lepra y malaria, poseedora de propiedades narcóticas que inducían a los más pecaminosos comportamientos humanos de la época… (y quién sabe cuántos otros delitos más le fueron atribuídos).

Así pasaron dos siglos para que fuera vista con otros ojos: los ojos del hambre. Los monarcas franceses la usaron para alimentar el pueblo (y así probar a evitar lo inevitable; y no obstante la nube sospechosa que envolvía todo relacionado con ella (a la cual se le agregó su gusto desabrido), sirvió más que todo a dar de comer a los pobres irlandeses que morían literalmente de hambre. Ah, viaje infiel y desgraciado éste de la papa…

Producto de una idiosincrasia, la papa es, sin lugar a dudas, monarca indiscutible por tenacidad, y que se muestra equivalente sólo al puje del hombre andino (¡qué extraña ironía!).

 

ñoquis de papas con mantequilla y salvianoquis de papas con mantequuilla y salvia

 

Ingredientes
 1 k de papas
 300 gr de harina blanca
 100 gr de espinacas
 1 huevo
 100 gr de jamón 
 100 gr de mantequilla
 salvia
 sal
 aceite extra de oliva

Preparación

  • Cocinar las papas junto a las espinacas, hacerlas puré y colocarlas en una superficie lisa y enharinada.
  • Agregar la harina y amasar hasta formar un compuesto compacto y blando.
  • Añadir el huevo y continuar a amasar hasta obtener un compuesto sin grumos.
  • Dividir el compuesto en hileras de 2-3 cm de espesor y cortarlas a pedacitos regulares.
  • Dar la forma característica usando un tenedor o el dedo para hundir delicadamente la parte central.
  • Dejarlos reposar por 15 minutos, cocinarlos en una olla grande con acqua salada y colarlos cuando floten.
  • Sofreir 100 gr de jamón en aceite de oliva, agregar la salvia y la mantequilla hasta crear una salsa densa la cual versar sobre el plato. Agregar especias a placer.
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